Ensamble “QULLASUYU”

Con casi dos años de trabajo, los y las jóvenes de este ensamble apuestan todo por la música andina y el folklore latinoamericano. Bajo la Dirección de Roger Cayre, QullaSuyu ha sabido reencontrar la esencia y recuperar el modo de creación de la música del altiplano.

Integrantes: Martín Cruz (codirector), Darío Rivero, Sophia Di Cataldo, Dante Blanes, Andrés Mancifesta, Sergio Pinillos, Rodolfo Aveiro, MaVa Benegas, Pablo Ruiz, Paula Guerra, Vanina Quintana, Carla Gómez, Verónica Barroso, Diego Molina, Germán Salinas, Diego Salvador, Sebastián Navarro, Sol Guiriardou, Lina Elías, Jorge Crombas. Ya no están, pero siguen siendo importantes para el grupo: Mariano Toledo, Pablo Guerra, Matías Cruz, Alejandro Allende, Tania Bilbao, Sergio Tano.

 

-¿Hace cuánto surge esta idea del ensamble’ ¿Cómo nace y se va armando? 

ROGER_ En realidad, la idea del ensamble surgió hace 20 años, en función de un ensamble ya preexistente en Francia de música andina que dirige un primo mío que trabaja en una escuela provincial de Lyon y él era parte de un conjunto que se formó con mi padre, que en el año 1951 cuando volvió a Francia por primera vez, llevó música de acá de Argentina. Llevó de la Hermanas Arce, Atahualpa, el Chango Rodríguez, de los Chalchaleros y grupos de esa época. Y mis primos que eran músicos empezaron a escuchar, además mi papá había llevado quenas, charangos. Es así que mis primos forman un grupo que fue muy conocido en Europa, “Los Chacos”.

Años después, uno de mis primos viene a la Argentina y me regala un charango. Ahí empecé a hacer música andina y podríamos considerarlo el nacimiento del ensamble, ya que son los orígenes conceptuales y desde esa época que existe la idea de hacer esto. Yo venía del rock y de la música clásica.

Muy importante es el año 91, ya que uno de mis primos vino acá e hizo un concierto que tiene escrito para quena y orquesta sinfónica, tocando con la Orquesta de la Universidad, en Francia con la Orquesta Sinfónica de Varsovia y en París.

A partir de ahí yo tiré una primer propuesta a quien en ese momento era subsecretario de cultura pero no había espacio ni horas cátedras. Recién hace un par de años gestionamos con Mariano Toledo esta idea de hacer el ensamble, porque independientemente de que no nos dieran el espacio físico en un principio, yo empecé a dar clases por cuenta propia con un grupo de gente que quería hacer música andina. Incluso el año anterior ya había estado dando clases de quena y charango en la casa del abuelo de uno de los chicos.

Ahí ya surgió la base, y de a poco, muy lentamente, yo empecé a venir los sábados y se fue sumando más gente. Hicimos un primer ensamble que luego no lo pudimos continuar, y hará un año y medio, dos años, surgió el verdadero ensamble que empezó a tocar en junio del año pasado. Después de tres meses de trabajar, hicimos nuestra presentación en la plaza Independencia, con 11 temas, con gente que ya era músico y otros que recién habían aprendido.

-¿Qué significa Qullasuyu?

ROGER_ Primero yo lancé una propuesta, que buscáramos una palabra que significara el confin del imperio incaico, porque sabemos que este imperio llegó hasta el Río Diamante en Mendoza. La intención fue decir “estamos al final del imperio”. Entonces a Andrés se le ocurrió el nombre de Qullasuyu, que sería la quinta región, el último lugar, que significa zona de arena o desierto, la parte más seca en el imperio incaico.

El nombre lo eligieron ellos.

-¿Qué se siente al hacer música andina y latinoamericana? ¿Por qué creen que hay que rescatarlo? ¿Cuál es el sentido de trasfondo que supera lo musical?

ROGER_ Es una pregunta amplia y cada uno la pueden responder de manera distinta. Para unos será buscar su origen, para otros será conocer una civilización, para otros será una cuestión de dignidad de reconocer a esta gente que fue desplazada, para otros será simplemente una cuestión estética. Para algunos será algo afectivo, para otros una cuestión de ideología o filosofía, creencia o necesidad.

El tema es que hay que entender que una cosa es la conquista, y otra es la fusión que se da desde que el mundo es redondo. Es decir, la fusión de los ritmos europeos con los africanos y con los americanos, ahí el planeta ya es global. Y eso dio origen a una cultura distinta a la que ya existía acá, se produce un poco la síntesis mundial. Porque por ahí, por ejemplo, estás tocando una chacarera que tiene un modo gregoriano, un modo frigio muy común en la chacarera y eso viene del 350 a.C. desde Grecia, y la chacarera que es tan nuestra usa muchas veces el modo gregoriano, o un montón de modos que vienen del canto gregoriano pero en realidad el origen es Grecia.

-¿Qué me pueden decir del repertorio?

MARTÍN_ El repertorio que tomamos pasa por casi todos los estilos de la música folklórica argentina –norteña y cuyana- y de países limítrofes como Bolivia, o de otros cordilleranos como Perú, sin dejar de lado a Ecuador, Venezuela.

Y para la elección del repertorio, cada uno puede proponer temas y acordamos cómo trabajarlo. Para no tocar todo todos en masa, hacemos trabajo reducido, esto es que grupitos de 5 personas preparen el tema y lo toquen. Luego quienes estudiamos música traemos los arreglos sobre ese tema que se presentó. Lo intentamos hacer solos, sean arreglos de sicus, quena, canto, percusión, y una vez arreglado ya lo ensayamos entre todos y lo dejamos listo para presentación.

-¿En qué eventos ha actuado el ensamble?

ROGER_ El año pasado actuamos en un evento del arte plástica en la plaza Independencia (fue la primera presentación), después tocamos en el Teatro Quintanilla, también en este espacio cultura (por el de Las Heras entre Perú y Belgrano de Ciudad), y en otros eventos menores como peñas o cumpleaños.

-¿Cuál es el sueño como ensamble? ¿Queda alguna cuenta pendiente o desafío prioritario para el grupo?

ANDRÉS_ Por ahí todos tenemos distintos objetivos. En mi caso –yo no estudio nada que ver con la música- vengo acá a divertirme con los chicos, a pasar buenos momentos haciendo esta música que me gusta y aprender a tocar la quena. Quizás los que acá estudien música tengan otros objetivos con el ensamble.

 MARTÍN_ El Americanto es un escenario en el que nos gustaría tocar, por el tipo de artistas que vienen, no tan comerciales.

 VANINA_ Como ensamble, creo que nos gustaría ser un logo de la música andina acá en Mendoza, un grupo de referencia acá.

 ROGER_ Yo quisiera hacer hincapié en lo siguiente: nosotros trabajamos de una forma comunitaria. Así como se interpreta el sicus (que responde a la parte místico-religiosa de los pueblos y en su origen no era solo festiva, sino sobre todo ceremonial), y el conocimiento es oral y se transmite en forma directa de unos a otros. Acá muchos estudian música o leen mucho y eso viene bárbaro, ya que cuando alguien no sabe son esos quienes se sientan al lado y le enseñan al otro, es una relación fantástica. No es que haya una persona que le enseñe a todos los demás, sino que al enseñar y aprender entre todos se produce un hecho de tipo comunitario. Y eso es muy importante porque significa reavivar la forma en que se hizo esta música. Buscamos así que cualquiera que se anime pueda dirigir un tema aunque no tenga mucha experiencia musical, vamos cambiando de roles. Esto es común en la música andina, como también lo es que una persona toque todos los instrumentos; eso a la gente le gusta, ver que de repente dejan el charango y agarran la percusión, por decir un ejemplo.

-Martín, vos fuiste designado por Roger como Co-Director del ensamble. ¿Qué referentes tiene el grupo a nivel musical? Seguramente se les viene Markama…

MARTÍN_ …Seguro, pero también otros grupos no tan conocidos que nos hace escuchar el Roger, como Urubamba o Los Inkas. También nos gusta mucho Inti Illimani, Yllapu, Los Jaivas, y por supuesto cantantes como Chabuca Granda, Mercedes Sosa.

 

-¿Creen que en los últimos años ha habido como cierto renacer de la música andina? Porque hace unos años los únicos referentes eran Markama, y desde hace un tiempo se pueden ver varios grupos de música latinoamericana, de sicuris. ¿A qué se debe?

ROGER_ Como viejo, viéndolo desde lo generacional, durante muchos años se unió a quienes hacían música andina con quienes tenían un tipo de militancia política –de varios partidos- por una cuestión de confraternizar, acá y en Europa. La mayoría de los que hacían esta música eran grupos de izquierda; entonces después con tantos golpes militares, hablar de música andina era una mala palabra directamente, como hablar de pueblos originarios. Ya con la democracia se dejó de lado al originario como “el negrito” en sentido despectivo, coincidentemente con un marco continental distinto para los pueblos desde lo político, social, económico y cultural. Hemos vuelto a hablar de hermandad de los pueblos, de unidad latinoamericana, y rescatamos también su música, que insisto que tiene algo de fusión con lo europeo y lo africano, no es andina-autóctona-nativa pura en un cien por ciento.

 DANTE_ Como en todo proceso hay varias vertientes, se nutre de muchos factores. La universidad con la facultad de música y la carrera de música popular, es muy importante para la revalorización de estos conocimientos ancestrales. La sociedad occidental se está replanteando muchas cosas y por eso la gente busca en lo tradicional, lo antiguo, y entonces se revaloriza eso, aunque también haya mucho de moda. Todo esto se ve reflejado en la gente que quiere saber cómo vivían los ancestrales de estos lares y así conocen la música andina y se van creando estas formaciones.

 ROGER_ Yo quiero aclarar que pareciera ser que en nuestras ciudades se escuchó siempre música andina y eso no es así. Como fue con el tango, que hasta que Gardel no triunfó en Europa no se lo valoró correctamente, lo mismo ocurrió en Mendoza con la música andina, siendo tres personas muy importantes a nivel mundial: Carlos Vempot Godoy –mendocino clarinetista que llegó a europea con el grupo “Los Incaicos” -, Gilbert Faajp –suizo, el rum rum de Violeta Parra que se fue para el norte-, y Guillermo De La Roca. Esas personas empezaron junto inclusive con mi familia e hicieron un rescate muy muy grande. Aparecieron grupos importantísimos en Europa, los Calchaquíes, los Chasquis, y otros instrumentistas en el exilio en París, los mejores flautistas y cuatristas venezolanos. Francia, Suecia y el resto de Europa fueron tan importantes que a partir de ahí se empezó a valorar acá la música andina. Pareciera que esa es la lógica de siempre, que creo que algún día vamos a salir. Como Piazzolla que no era respetado por los tangueros tradicionales, como Yupanqui (su mujer era franco-canadiense y firmaba los temas como Pablo Del Cerro) que vivió más en Francia que acá. Muchos temas que conocemos como tradicionales de acá tuvieron su origen en allá en Europa por Atahualpa y su esposa, sin embargo la estética y la manera sale de acá. Hasta hace unos pocos años hablar de cuyano o tonada en el país era mal visto, eran todos unos borrachos, y recién ahora se está valorando la música mendocina por los artistazos que tenemos. Creo que por primera vez nos estamos apoderando de nuestra propia cultura.

QullaSuyu

Para Contactar al Ensamble: 0261-154190261 (Roger Cayre, Director) https://www.facebook.com/EnsambleDeMusicaAndina

  Nota publicada en la edición de Agosto de 2013
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